Al más puro estilo Dinastía de los años 80' se presenta el conflicto de la reconocida marca Estée Lauder.Hoy, por primera vez en 61 años, Estée Lauder deja de ser dirigida por un miembro de la familia Lauder.
Se acabó el glamour. O, por lo menos, gran parte de él. Porque Fabrizio Freda, el nuevo director general, que pronto arrebatará el cargo de consejero delegado de la empresa al nieto de la fundadora, William Lauder (en la foto), no procede de ningún sector caracterizado por su sofisticación. Es más, anteriormente se limitaba a dirigir marcas como Pringles.
Todo esto con carácter de serie ochentera, ya que por un lado, está William Lauder que quiere y no puede estar a la altura de sus míticos predecesores, cuyos antepasados no son menores, y el típico familiar más preocupado en utilizar la fortuna familiar para hacer carrera política y adquirir obras de arte que en gestionar el patrimonio que ha heredado.
Pero la crisis también tiene un lado de 'management', porque gira alrededor de la consolidación de los centros comerciales estadounidenses, que están cada vez en manos de menos empresas, con lo que reduce la capacidad de negociación de Estée Lauder para conseguir los mejores puntos de venta en las grandes superficies.
Con todo este dramón y a menos de 4 años de la muerte de la fundadora de este imperio, Lauder ha demostrado su incapacidad para dirigirlo.
Pero la crisis también tiene un lado de 'management', porque gira alrededor de la consolidación de los centros comerciales estadounidenses, que están cada vez en manos de menos empresas, con lo que reduce la capacidad de negociación de Estée Lauder para conseguir los mejores puntos de venta en las grandes superficies.
Con todo este dramón y a menos de 4 años de la muerte de la fundadora de este imperio, Lauder ha demostrado su incapacidad para dirigirlo.
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